viernes, 4 de diciembre de 2009

Respuesta de Casa de Luz a las declaraciones del Cardenal Javier Lozano




En relación a las desafortunadas declaraciones que hiciera el Cardenal Javier Lozano, Presidente emérito del Consejo Pontificio para los operadores sanitarios del Vaticano, quien afirmara que transexuales y homosexuales no entrarán nunca al reino de los cielos, nuestro Pastor, el Reverendo Fernando Frontan Quevedo, convocó a una rueda de prensa al Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Monterrey, a un debate público de carácter teológico, para analizar lo que dice y no dice la Bilblia en relación a la homosexualidad.

A continuación se presenta una transcripción íntegra de la invitación hecha por nuestro Pastor, recibida por el Arzobispado el día 4 de diciembre de 2009, quedadno en espera de su respuesta:

Sr. Cardenal

José Francisco Robles Ortega
Arzobispo de Monterrey



P R E S E N T E.-

Sr. Cardenal:



Mis deseos de paz y bien para usted.

La razón de esta carta es compartir la profunda preocupación, que como pastor tengo, ante las declaraciones del Cardenal Javier Lozano, presidente emérito del Consejo Pontificio para los Operadores Sanitarios del Vaticano, en las que expresó su postura sobre las personas gays y comentó que “quizá no son culpables” pero al actuar “contra la dignidad del cuerpo” no entrarán al “Reino de los Cielos”, “no lo digo yo, sino San Pablo” sentenció el cardenal en declaraciones al sitio web romano Pontifex (cito nota de Milenio.com http://www.milenio.com/node/333299 )

 
Considerando el efecto nocivo que estas declaraciones tienen para la vida espiritual de las personas homosexuales, bisexuales, transgéneros, transexuales, y sus familias lo convoco a un debate teológico de carácter público, el próximo lunes 14 de Diciembre en lugar y hora a convenir, para analizar lo que dice y no dice la Biblia acerca de la Homosexualidad.

Estas declaraciones del cardenal Lozano responden a un discurso ya tradicional de la Iglesia Católica Romana en temas de orientación sexual, identidad sexual y de género, el cual como cristiano y como ministro de culto no comparto, aunque sin embargo respeto. Me veo sí en la obligación de responder y repudiar las mismas, porque estos dichos no “son la voz de Dios” y nadie debiera considerarse en el derecho de hablar como vocero divino, sin considerar previamente el alcance y la responsabilidad ética de sus palabras.

 
Lamentablemente el impacto de estas declaraciones condenatorias y excluyentes aumenta el dolor y la angustia de muchas personas y sus familias -particularmente en este contexto social, católico por tradición-, que ante su condición diversa, no pueden hacer otra cosa, más que aceptarse a sí mismas o sucumbir en la depresión y la angustia, a veces hasta llegar al suicidio como es la realidad de muchos jóvenes y adolescentes. La condición homosexual y/o transexual responde a complejos procesos humanos muy profundos de los cuales ya la medicina, la psicología y la sexología han hablado con propiedad desde sus investigaciones, negando el carácter patológico de la orientación e identidad sexual.

Las doctrinas de las iglesias debieran ser responsables y respetuosas de la condición humana y de las Sagradas Escrituras. Las iglesias y sus ministros debemos cuidarnos de ejercer violencia contra las Escrituras y contra las personas. Dentro del movimiento teológico bíblico, tanto católico como protestante, existen interpretaciones bíblicas muy diversas acerca de lo que San Pablo quiso decir en algunas de sus epístolas: Romanos 1:24-27; 1Corintios 6:9 y 1Timoteo 1:10, con referencia a la “naturaleza humana” y las listas de pecados. Es momento de hablar con claridad de lo que pensamos y dejar de agitar fantasmas y condenas, sin responsabilizarnos de los fundamentos que tenemos para realizar estas afirmaciones.

 
Como cristiano fiel al llamado del Espíritu de Dios a anunciar las buenas nuevas de Jesucristo a toda personas humana; como pastor, que acompaña a personas diversas sexual y genéricamente y a sus familias, en la ciudad de Monterrey, creo conveniente debatir públicamente las interpretaciones bíblicas sobre estos textos, porque el pueblo de Dios se merece escuchar las diversas interpretaciones para encontrarse con la Palabra liberadora de Dios en sus vidas.

 
Como cristianos debemos leer las escrituras desde el horizonte de sentido que promueve Jesucristo, con sus lentes, con su amor y su mirada compasiva ante la realidad humana. Los Evangelios fueron escritos –como bien usted lo sabe- algunos años después en que se escribieron las epístolas paulinas; sus autores rescatan del anuncio verbal de los apóstoles, los elementos fundamentales y más importantes de la vida y mensaje de Jesús y lo escriben como testimonio y testamento de nuestra fe; testimonio y testamento que conservamos en el canon hasta el día de hoy. Cuentan la vida de un Jesús que vivió en medio de un pueblo dominado por el imperio romano y su cultura. Por tanto Jesucristo vivió en tiempos en que las prácticas homoeróticas greco-romanas eran comunes, supo de ellas, pudo condenarlas de haberlas considerado tan importantes, como lo expresan hoy algunos líderes religiosos cristianos. Si realmente hubiera sido de consideración para él esas prácticas, hubiera expresado algo en su mensaje como lo hizo con los maestros de la ley, sacerdotes, fariseos y escribas que haciendo uso de su poder excluían a los pobres y a tantos otros del reinado de Dios; permítame citar una vez más a Mateo 23:13 “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Vosotros ciertamente no entráis; y a los que están entrando no le dejáis entrar” (BJ).

Pero… ¡OH! sorpresa, no existe ni una sola mención, en los 4 evangelios, que haga referencia de manera negativa sobre la “homosexualidad”, en palabras de Jesucristo. Y más aún, los evangelistas Mateo (8:5-13) y Lucas (7:1-10) cuentan el encuentro de un centurión romano que pide sanación para su siervo, y Jesús se lo concede con sólo decir una palabra, resaltando la fe del extranjero. Una lectura crítica y en contexto (lingüístico, semántico, histórico, sociológico, antropológico…) de este pasaje nos revela que el vínculo entre el centurión y su siervo, prefiguran el típico vinculo homoerótico de su tiempo. Y desde esta perspectiva descubrimos que Jesús no sólo no condena la homosexualidad, sino que a su vez bendice, reconoce y resalta la fe de una persona “homosexual” de su tiempo (Lc.7:9).

Afirmar que personas homosexuales, bisexuales, transgéneros y transexuales están excluidas del Reino de los Cielos, como lo sostiene el cardenal Lozano Barragán en sus lamentables declaraciones, es negar el espíritu redentor de Jesucristo y la misión que a sus seguidores el encomienda (Mt. 28:19-20).

 
En virtud de lo anterior, y dada la imposibilidad de contar con al presencia del cardenal Lozano en esta ciudad por la cuestión de residencia del mismo, para aclarar públicamente sus afirmaciones, y dado que usted representa a la iglesia católica en esta ciudad, a la que el cardenal Lozano esta adscrito, necesitando exclarecer las posiciones bíblicas respecto a la homosexualidad, lo convoco a que debatamos el punto central de este conflicto: ¿Condena verdaderamente la Biblia a la Homosexualidad? Y así poder confrontar nuestras argumentaciones para el bien de la fe y de las personas, como nos lo exigen nuestras envestiduras clericales dentro de la Iglesia Cristiana Universal.

Atentamente,


Rev. Fernando Frontan Quevedo.
Pastor de Casa de Luz ICM
Iglesias Comunitarias Metropolitanas de México A.R.



Las declaraciones referidas en el Diario Milenio se presentan a continuación:

"Homosexuales no entrarán nunca al cielo", asegura cardenal Javier Lozano


El presidente emérito del Consejo Pontificio para los Operadores Sanitarios del Vaticano expresó su postura sobre las personas gays y comentó que “quizá no son culpables” pero al actuar “contra la dignidad del cuerpo” no entrarán al “Reino de los Cielos”.

Mié, 02/12/2009 - 14:15


El cardenal insistió que ir contra la naturaleza y contra la dignidad del cuerpo ofende a Dios. El presidente emérito del Consejo Pontificio para los Operadores Sanitarios del Vaticano, el mexicano Javier Lozano Barragán, afirmó que los “transexuales y homosexuales no entrarán nunca en el Reino de los Cielos”.
 
En una entrevista hecha por el sitio web romano Pontifex, el cardenal expresó su postura sobre las personas homosexuales y comentó que “quizá no son culpables” pero al actuar “contra la dignidad del cuerpo” no entrarán al “Reino de los Cielos”.
 
“No lo digo yo, sino San Pablo”, dijo Lozano Barragány aseguró que una persona “no se nace homosexual” sino que es producto de “varias causas”, entre las que mencionó la educación.

“Todo lo que consiste en ir contra la naturaleza y contra la dignidad del cuerpo ofende a Dios”, insistió.

 
El cardenal mexicano también se refirió al aborto como “un asesinato” y aseveró que “la conducta de quien cumple o practica un aborto es seguramente más grave de quien compra un revólver”, pues se trata de un criminal potencial.

http://www.milenio.com/node/333299








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