ICM tiene por misión apoyar y acompañar a las personas en sus procesos de vida y liberación, desde la comprensión incluyente y liberadora del Evangelio de Jesucristo. Desde su fundación, nuestra iglesia, ha reconocido y benecido el amor de todas las personas sin discriminación. Por tanto bendice el amor y los proyectos de vida de las parejas del mismo sexo, cuando estos proyectan el sentido profundo de la comunión humana: mutualidad, comunidad de afecto, servicio, solidaridad, espiritualidad, cuidado mutuo, fidelidad a los acuerdos que nos permiten vivir en el amor recibido como don de Dios.
Por tanto todo lo que haga bien y aporte para la dignificación de los vinculos de amor y familia de todas las personas incluyendo también a las personas LGBT, es misión de ICM: Misión y responsabilidad que no queremos eludir.
El Matrimonio Civil, es precisamente eso, un estatus legal, otorgado por la sociedad que salvaguarda la vida y los derechos de las personas. Hay un único matrimonio civil y éste es el que se acuerda en la sociedad a través de sus instituciones. Las iglesias no tenemos nada que ver con ese espacio de construccion democrática de los derechos. Las iglesias celebramos la union espiritual de las personas y bendecimos, reconocemos y valoramos las diferentes formas en que el amor de Dios hace famlia. Y por tanto debemos procurar no estorbar al desarrollo de los derechos humanos para todas las personas con nuestras visión, teologías y doctrinas. Nuestra misión es anunciar la buena noticia y apoyar a las personas; lo demás es parte de responsabilidad civil y competencia de la sociedad democrática. Bueno en realidad debieramos hacer esto, hablando con toda humildad. No le toca a la iglesia, a ninguna iglesia imponer a la sociedad democrática sus valores propios, porque son sólo una parte de la verdad y a veces (como en este tema) las iglesias pretenden imponer sus doctrinas como verdades absolutas que a la que la sociedad debiera ceñirse. La pregunta trascendente: ¿esta arrogancia y pretención es voluntad de Dios? ¿La inspira Dios o nuestro pretendido control del poder?
Por tanto ICM, sin violar las leyes de la Republica Mexicana, la que no nos otorga el derecho de ingerir en los asuntos politicos del pais, más que con nuestra voz, pero sin nuestro derecho al voto (esto pertenece a la soberania del estado representada en las Asambleas Lesgislativas), entiende que la legislacion debe ser incluyente de todas las diversidades para que el derecho efectivamente sea universal y respete y cuide a todos sus ciudadanos sin discrimianción, como lo establece el acuerdo constitucional.
Nosotros seguiremos bendiciendo y siendo testigos de los proyectos de vida y familia de la gente, asi como se expresa y vienen a nosotros en busca de reconocimiento... Pero no es nuestra mision dar estatus legal. Nuestra misión es reconocer el amor de Dios en sus vidas, iluminar con su palabra y bendecir (bien decir de...); nuestra misión es ayudar a que las personas asuman vivan intensamente sus vidas en el amor y asuman su rol protagónico en la sociedad y defiendan sus derechos y promuevan una cultura del respeto de todos los derechos de todas las personas. Nuestra misión es colaborar con el Espíritu de Dios que se mueve entre las pesonas para dignificarlas, redimirlas, liberarlas... No es nuestra misión ser un obstáculo para ese avance del Reino de Dios en el mundo.
Finalmente nos alegramos y damos gracias a Dios por el trabajo de los representantes de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, que ha propiciado este avance tan significativo para la sociedad mexicana, ampliando el concepto de familia, con el fin de llegar a todas las realidades diversas que la conforman, dando certeza legal y jurídica también a las parejas del mismo sexo.
Rev. Fernando Frontan Quevedo.
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