jueves, 2 de diciembre de 2010

Conmemoración del Día Internacional de Lucha en Contra del VIH/SIDA

La Esperanza



La esperanza es una antesala de la felicidad,

quien tiene esperanza, ya tiene alegría.



La esperanza es imaginar en invierno las frutas del verano,

es contemplar un hogar amoroso donde existe una pareja,

es sentir un poco de salud cuando el cuerpo grita de dolor.



La esperanza tiene las manos suaves y el aliento perfumado,

La esperanza nos cobija en la noche del abandono

y nos alimenta con dulzura durante los días amargos.



La esperanza es la cálida sonrisa de Jesús dentro del corazón.

Es una promesa que siempre se cumple.

Es un jardín que nos regala Dios.



Roguemos por tener esperanza.

Roguemos porque Dios nos avive la esperanza.

Roguemos por los hermanos que ahora mismo, ahogados por el dolor infame de la enfermedad, no pueden hacerlo.

Que Jesús Cristo, luz de toda esperanza,

Ilumine sus vidas y las nuestras.



Ricardo Elizondo.



Con estas reflexiones hechas por nuestro hermano Ricardo Elizondo, se enmarcó la conmemoración del día internacional de la lucha en contra del VIH / SIDA en Casa de Luz, ICM.

Esa noche del primero de diciembre de 2010, la iglesia se vistió para honrar a todos aquellos hermanos y hermanas que padecen tan terrible mal y para orar por todos los que por éste mismo, se nos han adelantado en el camino.

Un servicio muy emotivo en el que se rindieron plegarias para que esta pandemia pronto desaparezca y que el rechazo, la discriminación y el abandono de quienes lo sufren se erradicado, invitando a todos los miembros de la congregación a que manifestemos nuestras muestras de amor y de apoyo a quienes sufren e iluminen la esperanza de encontrar pronto un remedio para esta terrible enfermedad.

Quedó de manifiesto en el mensaje de nuestro pastor interino, el Rev. Alejandro González, que no puede ser considerado un castigo de Dios, como muchas personas e incluso iglesias lo consideran e invitó a ejercer el don divino de la sexualidad que Dios nos ha regalado a ejercerlo con responsabilidad para no caer en garras de la enfermedad. No importa la preferencia sexual que se practique ni la identidad que cada una de las personas como individuos manifieste: gay, lesbianas, bisexuales, transgéneros y demás, debemos de reconocer que como hijos de Dios, Él nos ama tal cual somos; así nos ha creado, somos su hechura, nos conoce muy bien y sacrificó a su Hijo amado para sanar todas las enfermedades, perdonar nuestros pecados y ofrecernos vida eterna.









No hay comentarios:

Publicar un comentario


Seguidores