Andaba la calaca muy alegre este día,
pronto acudirá a su cita repetida.
Cantaba y bailaba por el barrio,
que sus huesos marimba huatequera parecían.
Bailaba y con toda algarabía, por la calle
hacia su morada se dirigía, con maracas
y muy bien vestida, sus encantos repartía,
como en quince años ha que lo hacía.
Llegando a su morada arribó la catrina
pero oh gran sorpresa este día se llevó;
las puertas cerradas a piedra y lodo encontró.
Como nunca antes a la puerta timbró,
tocaba y tocaba mas nadie le abrió;
hasta que de repente, alguien por dentro mencionó:
-
“¿quien toca la puerta fuera de las horas de
servicio?”
La huesuda presurosa le respondió:
-
“Soy la catrina que a mi morada en casa vengo,
como cada año, con
mis camaradas a celebrar”
-
“Pues regresa en miércoles, viernes o domingo.
Regresa, porque
hoy no hay quien te pueda atender”
La voz de adentro le respondió.
Sorprendida y sin aliento la calaca tambaleándose respondió:
-
“Si aquí está mi morada, ¿porqué en esos días
venir debiera?
Nuevamente el misterioso inquilino le
advirtió.
-
“Lo siento señorita, aquí ya no lo es más,
Tu morada se derribó, no eres bienvenida ya”
-
“Si para mí fue esta morada construida,
y de quienes ahora en el camposanto conmigo están”
La
calaca replicó, pero el necio misterioso respondió:
-
“Eso no me incumbe, la destrucción en grupo se
tomó.
No hay cabida para los muertos, los vivos la disfrutarán mejor”
-
“Pues a esos que así lo decidieron mi repudio
va,
todas las noches a jalarles los pies mis hermanas vendrán,
y
mi conjuro es que a la fosa común desconocida irán”
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